domingo, 13 de abril de 2008

Un descubrimiento

El otro día, ojeando un antiguo libro de poesía que tenía en casa, uno de estos tochos de antología poética que, por lo general, nadie se lee encontré a un autor que me gustó mucho: Juan Molla
Ahí van algunas de las que mi buena antología considera las más importantes:



B=El pozo

Algo se te cayó, cuando eras niño,
dentro del viejo pozo.

Te asomaste al brocal. Nada veías
sino los culantrillos y la cuerda
que iba a hundirse en lo negro
del abismo redondo;
sino la boca abierta del dragón, de la sierpe
rumorosa del agua agazapada
en la caverna vertical
que horadaba la tierra,
con las voces del eco,
hasta el negro infinito.

Quizá tu cuerpo vaciló. Caiste
pozo abajo en silencio para hundirte
interminablemente hacia lo oscuro.

Algo se
te cayó, cuando eras niño,
y aún te espera en la hondonura.
No en vano tantas veces con inquietud te asomas
y miras largamente sin recordar. Un día,
descenderás, seguro, a recobrarlo.



B=Las palabras

Cuando silben los pájaros primeros.
Cuando surja la luz y nazca el aire.
Cuando el hielo se talle en rosas libres
y la palabra brote con la sangre.

Si de pronto los pájaros cantaran.
Si volviera a cuajar de nuevo el cuarzo.
Si se encendiera el ritmo de las olas
y recobraran su furor los astros.

Si no anduviera el mar tan torpe y lento
y la savia del árbol no durmiera.
Si no languidecieran los metales.
Si las palabras no nacieran muertas.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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